Tu opinión es importante...

15 diciembre, 2009

Nació de mí y sigue ahí...

Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal - Nietzsche

Antaños resquicios de recuerdos sublimados, felices anhelos que un día se despedazaron. Mi mente se negaba a volver al lugar de donde partimos la dicha y yo tomadas de la mano, hasta que ésta, decidió alejarse de mí en cuanto entré a ese lúgubre bosque, pero hoy, justamente hoy, las nubes se hermanan en un son de complicidad, para abrirle paso al opulento Sol, que atesta de razones los incautos destellos de mi herido corazón, liberando mi alma aherrojada que permaneció escondida tras esos árboles del silencio.

Quiero ver el cielo y dirijo mi mirada hacia la inmensidad, pero el fulgor intenso me obliga a cerrar mis ojos y de inmediato percibo la calidez de su aura que siento tan agradable, que me invita a sonreír sacando a flor de piel todas mis emociones, aquellas no tan bellas, acompañadas de su antagónico, euforia y llanto, unidas para crear el equilibrio perfecto que sublima en el esbozo de un gesto armónico.

Es aquí en donde inevitablemente se manifiesta tu obstinada esencia, evocando tu abrazo que desvanecía carencias, tu simple presencia llenaba la nada con la que nací, con besos o sin ellos, el estruendo de la cadencia interna, atestaba mi corazón de regocijo por verte y nuestras miradas se fundían en un hálito de conspiración que fulminaba instantáneamente nuestros alrededores, quedando sólo nosotros, en un paisaje creado por nuestros deseos.

Te conocí desde siempre, desde que mi alma hiperactiva se sacudía con fuerza en mi niñez, cuando vislumbraba el amor jugueteando con mis muñecos u hojeando mis libros, en donde las palabras aún no articulaban relatos, pero sí mi mente, que volaba libre de ver letras fútiles, que formaban cuentos interactivos en donde ya eras protagonista, siendo una utopía con ojos y boca, de formas heterogéneas y varios colores, o siendo aquellos paisajes indefinidos, porque sólo existían dentro de mí. Ahí estabas, en ese silencio perenne que me desprendía del mundo real y que me diferenciaba de los demás. No tenías rostro ni nombre, pero te sabía, desde que ese amor etéreo circundaba cada comisura de mi pequeño cuerpo. Era la pasión a lo incierto, el asombro de lo viejo, que venía siendo así, después de haberlo dejado un minuto antes; la sucesión de sueños que cambiaban de objetivo en micras de segundo, para olvidarse y recrearse con una facilidad tremenda... Sin repercusiones, sin algarabía. Yo te percibía aún antes de verte… Cuando el impulso de la nada, me daba la fuerza de investigar todos mis cuestionamientos, tan llenos de verdad, repletos de ternura.

Después, al pasar los años, se me fue olvidando esa magia, cuando la preocupación de obtener un resultado para alguien más, que no pertenecía a mi fábula, fue convirtiendo mi amor en angustia, cuando mi piel se comenzó a erizar de temor, cuando mi afonía empezó a repercutir a sus ojos, los de todos ellos… Cuando la pasión que siempre me caracterizó, fue un yunque que tuve que cargar a cuestas por años, súbitamente iluminaste de nuevo la senda y no lo supe hasta que mi sangre hirvió de razones hilarantes. En el fondo te reconocía… de alguna parte, algo dentro me decía que tú y yo fuimos, vivimos, reímos, jugamos. Al ver tus ojos contemplé todas las tonalidades del viento, sí, aunque pudieran decir que es incoloro, yo las vi. Era el amor que una vez más, se hacía patente dentro de mí, para ti. Qué lástima que no pudimos con tanto, y que no haya percibido la calidez de tu abrazo, por esas sombras que opacaron la vereda... Fue muy triste, pero aún así, gracias, gracias por resucitarme.

Si tan solo mis pasos hubieran sido la mitad de tambaleantes, pero verdaderos como en ese entonces; aunque mis pies dirigían pasos cortos debido a su diminuto tamaño, yo cubría distancias monumentales. Si tan solo hubiera recordado mi valentía de antaño.

Es hasta hoy donde, excelso y llano como lo dicta el tiempo, natural e internamente fastuoso, que sobrepasa cualquier límite entre el alma y la piel, rompiendo ésta, volviendo ostensible su presencia, brota por mis ojos, por cada poro, nuevamente.

La piel de mi rostro sigue absorbiendo sus rayos suntuosos y la satisfacción invade el motivo, el mismo en donde nos fundimos en el infinito, para ser parte de todo y nada, en donde resurge la fuerza y se afianza la voluntad, en donde te sé y jamás te perderé.

24 noviembre, 2009

DEMENTE DE HASTÍO...

Y de pronto, esa luz resplandeciente, pareciera difuminarse en la oscura fosa de la que emané.

Nace el color marfil, impugnando a la penumbra, saliendo victorioso.

Cierro los ojos recostada en el frío lecho de mármol, construido de ideas.

Una sonrisa perspicaz dibuja mi rostro y detallo fielmente todos tus rasgos, sintiéndote intensamente y acariciando instantes que aquí dentro, parecieran perpetuos.

Desde aquí te amo, sí. Y mi alrededor se ha iluminado de tonos nacarados padeciéndote.

Lo gélido, ahora arde.

Lo seco, reverdece.

Mis ojos se llenan de lágrimas de silencio.

Tú enmudeces mis sentidos.

Te pienso día y noche mientras el viento sopla enardecido.

Tú eres cómplice de mi motivo.

Lloro y río, demente de hastío.

Desde que observé esos ojos, eres estímulo frecuente que invoca al Sol, aún adentrado el crepúsculo.

Me llenas de suspiros, cada que jugueteo con mi dedo índice en este lago de anhelos.

¿Qué fuera de mí, si no existiera tu nombre?

¿Qué fuera de mí, si tu recuerdo no interrumpiera mi noche?

¿Qué fuera de mí, sin este dolor que te evoca en cada respiro?

Tú eres la razón:


Mi visión en esta senda…

Mi lazo atado al cuello,

Mi muerte lenta,

Mi vida eterna,

Mi mirada triste,

Mi sonrisa nueva,

La fatiga de mis venas…

Mi insomnio febril,

Mi llanto infinito,

Mi pasión voraz,

Mi enfado maldito,

Mi ceño suspicaz,

Mi deseo carnal,

Mi mente mordaz,

Mi tierna lucha,

Mi persistente intención,

Mi andanza limpia,

Mi demencia,

Mi inspiración,

Mi felicidad,

Mi melancolía…

Mi infinito.

22 septiembre, 2009

Quiero morir entre tus brazos

Observando el espejo frente a mi postrado y escuchando ese silente estruendo que amenaza internamente el sosiego.

Tenaz, escalofriante.

Es la bruma gélida que embiste mi alma de vez en vez...

La sé, la conozco perfecto.

En el ayer, sus impetuosos vientos solían sacudirme violentamente, como un huracán destruyendo todo a su paso, apartándome del juicio.

Mi alma permanecía en un rincón ensangrentada, sollozando por tiempo indefinido, emanaban de mis ojos mares de lágrimas que salaban internamente mi cuerpo, entorpeciendo mis pensamientos.

Ahí viene.

Con toda su verdad.

Siento en mi oído el resoplar inequívoco de su presencia etérea, pero ya no le temo.

Mi reflejo.

Yo.

Faz trazada con líneas firmes, como si el destino hubiera presionado demasiado el lápiz dibujándome.

El ceño levemente fruncido, como expectante de nada y al pendiente de todo.

Veo mis manos, que solían asustarse en cada respiro, temblorosas todo el tiempo. Pareciera ahora, que desconocen la tensión, los nervios.

Me observo detenidamente y elevo una mano hacia mi corazón, que late pausadamente, imperturbable.

Me examino con curiosidad.

Mi mano en el pecho.

Semblante impávido.

Hubo aquí en el fondo una gota triste, sobreviviente de entre los lamentos, en aquellos momentos agonizantes luchó por vivir, se negó a derramarse y cristalizó… Convirtiéndose en fortaleza infranqueable…

Después llegas tú y mi gota de cristal se estremece con tus pasos… con tu ausencia, con tu seguridad, con tu mirada, con tus manos, con tu silencio.

Y te acercas y vibra, se conmueve y busca encarecidamente liberarse.

No puede.

Siente quebrarse y se afianza, pero con todo la mueves, cuando retumba en mis oídos tu aliento, tu caricia… tus dedos hurgando mi esencia, tu cuerpo buscando conocerla, tu beso… tu distancia, mi deseo.

Ahí viene.

Lo percibo.

Me circundarán violentos sus vientos impetuosos, quizás despedacen mi parapeto liberando esa lágrima, tal vez me llene de sangre, para esta vez morir.

Morir libre entre tus brazos.

05 agosto, 2009

CREAR, CREAR, CREAR


"Inspiración" Creado a lápiz por mi - Quirón
(para ver las fotos de tamaño original, dar click encima de ellas)

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
Jaime Sabines

30 julio, 2009

FUEGO

Corazón al rojo vivo,
incandescente,
Esperando optimista
acalles su fuego.





En su represión ambigua,
de amor cesante,
Se quema y arde
con sublime deseo.

Se aviva la brasa,
caprichosos bufidos
Que enardece la rabia
del amor escondido.

Sosiega esta hoguera
que exalta el recelo,
Que cierra los ojos,
Que me llena de miedo.

Acerca tu beso,
manantial apacible,
Para que extingas la furia,
De mi alma impotente.

Chispeante que arde,
La brasa persiste,
Anhelante de abrazo,
De pasión perceptible.

20 julio, 2009

ALSEID - EL SONIDO DE LA ANGUSTIA (2)

LA PESADILLA

Hay manantiales en esa parte, de dónde todas las mañanas entra el Sol a darme la bienvenida, y hoy no fue la excepción. Minutos antes de abrir los ojos, estando perdida entre los brazos de Morfeo, arremetió esa pesadilla que viola mi cerebro todas los noches, ese trastorno recurrente que perturba mi sosiego, cada día, previo al amanecer. Es perseverante, atroz.

- BlooOOop, blooOoOop - Habla el sonido de la angustia - Ese golpeteo del cual les platicaba anteriormente -

Inicia con el sonsonete apenas perceptible, del gotear acústico al interior de la cueva. Comienza suavemente, y poco después parecieran acordes de un violonchelo (en su nota más grave) en una sinfonía de terror, como si este lugar tomara vida, y el ruido fueran los sollozos de su alma en el punto álgido de dolor. Así se escucha en mis sueños y yo me imagino, boca abajo, en mi lecho (creado de musgos y ramas) y una presión externa, omnipresente, empuja mi nuca con fuerza, yo no puedo moverme, sigue empujando hasta que esa comisura de roca (mi cama) va fundiéndose lentamente. La sensación es de asfixia, y percibo el estrujamiento de todo mi cuerpo sumergiéndose lento y apretado, como si hundieras un dedo en una pelota creada del intestino de algún animal muerto, llena de agua con arcilla. No veo nada en esos momentos y todo se centra en impresiones espeluznantes; de ahogo, opresión, acaloramiento. Siempre que sueño esto me he preguntado - ¿Podrás morir mientras duermes, por todo aquello que guardas en la cabeza? – Pero al parecer, esto no es posible, porque siempre despierto al borde de la locura, jadeando de agobio, con el corazón palpitando acelerado, sudando y con sed, mucha sed.

Recién abro los ojos, agitada, siempre volteo preocupada a ver todo mi cuerpo, me manoseo de pies a cabeza y ¡Sigo viva! No me muero, ni enloquezco, ni la cueva habla, ni las goteras son pequeños violonchelos del mal, ni mi cama es maleable. Es sólo mi cerebro, que le encanta jugarme bromas pesadas todo el tiempo y sigo espantándome del mismo delirio, porque como les decía, es repetitivo. Ese mismo sueño, varias noches. Es absurdo y a veces me río de esos viajes gratuitos que genera mi mente, es como vivir emociones fuertes, sin necesidad de moverte, a veces es mayor la intensidad de mis sueños a la realidad. Recuerdo esa vez, cuando me llevó la corriente del río ¡Su cauce era estrepitoso y violento y sus aguas me expulsaron por la cascada! (les contaré posteriormente sobre ella) esta tiene una altura significativa y caí libremente, -¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh! - Grité… Hasta hundirme en la laguna.

- ¡Sí! ¡Fue emocionante! - Esa vez me descalabré, pero me divertí de verdad. En cambio, en mis pesadillas, no tengo heridas, pero la sensación es bastante desagradable, me desanima y es difícil iniciar un nuevo día. Las llagas son internas.

continuará...

12 julio, 2009

ALSEID - EL SONIDO DE LA ANGUSTIA

... leer "Alseid - El origen de mis memorias"
El goteo de las estalactitas en el fluir del río subterráneo que corre por mi hogar, resulta una melodía sedante por las noches y una alarma estridente que retumba incesante, interrumpiendo mi sueño todas las mañanas, gota a gota, una tras otra, estremeciendo mi cerebro hasta el punto de erizar mi piel. Es el sonido de la angustia de un nuevo día.

Pudiera cambiar de residencia, pero en mi cueva la temperatura es cálida, a diferencia de la intemperie en donde oscilan temperaturas debajo de los -40ºC, por la noche. Aunque mi cuerpo soporta las inclemencias del tiempo, cuando la luna brilla con mayor intensidad, arremeten violentas ventiscas y los cristales de hielo son como agujas que se entierran en la piel, lacerándola y congelándola al instante, ocasionando gangrena algunas veces. Por el frío extremo, la temperatura corporal desciende bruscamente y pierdes la consciencia, te duermes… Días, meses.

Esto, yo lo viví en carne propia y fue aterrador. Desafortunadamente fallé en mi intento de perecer y puedo contarles la experiencia, cada que volteo a ver las tenues cicatrices que permanecen en mis piernas, me obligan a recordar la zozobra que me acompañó durante años, evocando aquél suceso que marcó mi vida y por el que me atreví a desafiar a la obscuridad, aún habiendo advertido todos los peligros.

Sí (suspiro)… fue aquél día, aquél abrumador día, en donde salí corriendo despavorida, esperando con ansia que me robase una estrella. Es sólo que cuando Él o esa fuerza suprema antepone su potestad a tus deseos (aún teniendo todas las estadísticas en contra) te muestra la vida cantando victoria, bailando animosa frente a tus ojos tristes. Quizás porque hay algo que debes cumplir antes de irte, quizás porque la vida te enseña a secarte las lágrimas, para tolerar ventarrones, y grandes dolores. Ya no quiero recordar esto… Tal vez después decida contarles qué fue lo que me pasó, por ahora prefiero omitirlo, porque me tiemblan las manos y comienzo a sudar. Me pone nerviosa.

Mejor intentaré narrarles claramente lo que Alseid ve a diario y probablemente juntos encontremos un motivo, paso a paso quizás me ayuden a recuperar esos momentos de esperanza que he perdido, que se escondieron en alguna parte de mi corazón y están tan enterrados, que casi me sofocan.
Mientras tanto, caminemos juntos por esta bella y desolada inmensidad, en donde abundan hermosos colores a la luz del Sol o la luna. Los paisajes son versátiles, dependiendo de la intensidad del fulgor de nuestra magna estrella en diferentes horas del día, aunque estés viendo el mismo lugar, todo parece distinto conforme transcurre el tiempo. Así pasa conmigo también, es como si la luz rigiera mi vida.
Continuará...

23 junio, 2009

Deshojar tu cielo



Se deshoja el cielo cada que pienso en tu mirada,

y agito mis alas para estrujarme de esa página escondida,

que sólo yo sé, tiene tu imagen escrita.

Esta nube blanca, que asemeja un lienzo,

y tiene miles de colores de reflejos de Sol,

con tus ojos tenues, apenas en trazo,

que me invitan a hundirme en esa creación,

como si fuera tu alma arrullándome en su regazo.

Te respiro hondo porque eres mi cielo,

como si fueras un libro abierto,

y tu celaje colmado de sed de historia,

cómo páginas en blanco,

que compartes a diario,

para llenarlas de color.

26 mayo, 2009

Alseid - El origen de mis memorias

Soy Alseid… Así dicen que me llamo.

-¿Quiénes?-

Ellos. Los cetos. Esas criaturas inmensas que salen a respirar angustiosas el poco oxígeno que queda en la esfera omnipotente. Seres acuáticos obviamente, que aparecen todas las tardes lóbregas, precediendo el ocaso de nuestra estrella madre, cuando el cielo toma tonalidades violáceas con grises tenues, azul intenso, azul aqua, verde. Son las auroras boreales que parecieran trazos artísticos celestiales. Un paisaje mágico, armonizando la atmósfera con el fulgor lunar, que se aprecia gigante y fiel mientras nos adentramos en la noche. Esto me ha mantenido con vida, es hermoso.

Estoy sentada en una de las rocas ígneas que rodean el lugar… y que abundan por todos lados de la Pangea Sur.

Después de la explosión de aquellos volcanes que nos circundaban -cuentan- el subsuelo se convirtió en un espectáculo de minerales diversos, sobre todo cuarzos pequeños de diferentes colores y cristalizaciones heterogéneas, enormes piedras de obsidiana también (como en la que ahora descanso) que por el tamaño parecieran tener ventaja sobre las otras, dibujando el suelo de un negro intenso con toques esporádicos de cristales rosas, cafés, azules, blancos, ámbar. Debido al reflejo de la luna nueva en algunos prismas de roca, se crea un arcoiris producto de la refracción de su luz. No siempre la noche es obscura. La luna y los cristales crean un ambiente azul iluminado, en donde se percibe todo con claridad.

Estoy remojando mis pies en el río apático que desemboca en el lago de los cetos, hace un frío intenso, pero el agua es cálida (inclusive puedes observar cómo despide vapor) y me permite disfrutar un poco, olvidándome de esta terrible soledad y la incertidumbre que me invade desde hace días, o meses…

Soy Alseid (eso creo…) Y vengo aquí cada noche a tratar de recordar cómo sobreviví y para qué - ¿Quién me salvó? ¿Por qué? – y trato de discernir por qué traigo este tubo anillado que proviene de mi interior y sale por mi nariz, como si fuera una extensión de ella. Es parecido al cartílago hialino y tiene una membrana gelatinosa que lo
protege, pasa por debajo de mi brazo derecho, va ensanchando y se conecta en mi espina dorsal en la región lumbar… Me causa dolor y algunas veces por la mañana, sangro por la boca, como si esto me cortara internamente la traquea (o ¿será parte de este órgano?). Mi sentido común me dice, que si intento retirarlo, moriré. Quizás debería hacerlo… Estoy desnuda, sólo me cubre esta piel de oso blanco.

- ¡¿Quién me hizo esto?! ¡¿Lo odio?! – Una lágrima se desliza por mi rostro, seguida por otra y otra… hasta que rompo en llanto, como casi todos los días, desde que desperté en esa obscura cueva. Escuchando el eco de mis alaridos en esta desolada inmensidad, me tranquilizo… Irónico ¿Cierto? Me serenan mis propios lamentos.

Tengo una tristeza colosal. No puedo creer que siga viva. Me embiste un dolor terrible de cabeza, siento que me estalla y quiero dejar de pensar. Me esfuerzo para recordar algo y, duele. Sólo sé que hace unos días, logré soñar unos segundos y al despertar estaban trazados en mi memoria sus ojos y su hermosa sonrisa, y por primera vez en varios meses, una pizca de esperanza, iluminó mi efímera vida.

Soy Alseid y así comienza mi historia...

22 mayo, 2009

Ansiedad en la alcoba

Ansiedad en la alcoba,
ímpetu en mis respiros,
alboroto en mi cuerpo,
ojos henchidos de desvelo.
Pulso tembloroso, movimiento incesante de mis pies (se tocan, se abrazan, se odian, quisieran de pronto, tener unos dedos largos como los de las manos, para estrecharse, para sentirse, para asfixiarse) se mueven de arriba abajo, de un lado a otro. Muerdo mi labio inferior como a la expectativa de todo, de nada, no sé de qué… Con la mirada extraviada, impacientada de algo.

Me levanto de la cama y simulo correr velozmente, sin desplazarme a ningún lado pero con brío, con el corazón afanoso y estas ganas que parecieran querer reventar mi piel, que me conducirían en breve al lugar detrás de esas montañas que se perciben tan lejanas. Seguramente detrás de ellas, hay cascadas y valles hermosos de un verde intenso, con colibríes circundando floridos árboles de cerezos…

Imágenes que aparecen simultáneas cuando recargo mi cabeza en la almohada y me retuerzo de deseo, con el corazón latiendo deprisa, como esperando extender sus alas para volar y descansar sobre tu pecho, obligándote a aprisionarlo, para no dejarme ir nunca. Así quiero estar, hasta despertarme acariciando tu espalda y restregando mi cuerpo, acurrucándome en todas tus comisuras, como explicándote el por qué del desasosiego. De este dulce trastorno que nutre mis anhelos, que a veces me orilla a romper en llanto, que abre mis ojos y mis brazos de par en par, agigantándome, con el sutil impulso de tus besos, para que yo pueda estrechar al mundo de un solo abrazo. Eso es lo que siento cuando me tocas, me siento exorbitante, descomunal, y revivo a diario la embelesante sensación de júbilo enardecido, que le da vuelo a lo inerte, eso me provoca verte, besarte, hacerte el amor…

Ven, ven hoy y siempre, déjame acariciarte minuciosamente para no olvidarte y puedas resucitarme si es que muero o me pierdo en mis pensamientos. Permíteme memorizarte como aquél que avivó mis sentidos y recurrir a ti cuando el gris avasalle el azul intenso de mi cielo.

04 mayo, 2009

Pasión de Tiempo

"Así fue tu presencia inadvertida,
hoja o rama invisible
y se pobló de pronto
mi corazón de frutos y sonidos.
Habitaste la casa
que te esperaba oscura
y encendiste las lámparas entonces"

Fragmento del poema "Epitalamio" de Pablo Neruda... bello.


Delicados susurros de aliento renovado,
simulando la brisa en tu costa,
en donde yaces en la quietud cálida de la ventura,
evocada por el reflejo de las olas
en el resplandor de esos osados ojos de mar.

Cierro los ojos y en la tranquilidad manifiesta que sólo nace de los corazones cómplices, rozo tus labios con sutil arrebato y temblorosos espasmos recorren mi cuerpo con arritmia melódica, implorando más caricias... pasión de tiempo, que anterior a mi muerte, gritaba se esfumase. El tiempo que ahora quisiera eterno, porque resurge desde los adentros la elocuencia del alma viva, aniquilando el malevo, el acallante olvido.

Ahhh ¿cómo decírtelo? Cómo explicarte que dentro de mi cuerpo, parecieran habitar millones de diminutas personas, todas con tu nombre y el mío, que reposan sonrientes y comparten y sueñan y gozan despreocupados con el ingenio encendido, reverdece el arte a diestra y siniestra, se muestran colores, se sueñan figuras y seres surrealistas en paisajes auténticos de mar, árboles, llanos, Sol y auroras… con hielo, azul, desierto y luna, aves de coloridas plumas, enormes unicornios, fundidos en un espectáculo único… y tú y yo, multiplicados en miles de millones, nos hacemos el amor incansables, en cada comisura de mí, contigo. Siento cosquillas. Es inevitable contener la risa que emerge azorada y ruidosa, ante los ojos de ellos que ignoran el motivo, y de ti, afianzando el deseo.

Te miro, vuelvo a besarte, crece la fuerza donde todo y todos se convierten en poesía innata, en donde las palabras no buscan explicación porque el corazón encuentra el espacio específico para pintarlas de destellos, como en la naturaleza encuentras el cielo y en él la brisa del viento, y en tus ojos el vuelo del ave y en los míos la flor de tu sueños.

12 marzo, 2009

CERTEZA

"Son los ímpetus de las pasiones deslizadores de la cordura, y allí es el riesgo de perderse."


Con certeza digo,



que la esencia del deseo une almas,



que la lóbrega noche



se esclarece con la profundidad de una mirada.



Con certeza digo,



que tú eres el laurel del anhelo,



que arrebato y silencio,



danzan armoniosos en tu vientre de fuego.



Con certeza digo,



que buscando en la luz de tus estrellas,



encontraría el lecho perfecto,



donde pasión y noche se fundieran dichosas.



Con certeza digo,



que del roce de tus labios,



nacerán renuevos danzando



y que juntos haremos el amor,



con nuestra cómplice luna observando.

10 marzo, 2009

Mariposas

Tuve que poner a Calvin & Hobbes, porque todos mis momentos felices los relaciono con este comic... y esta vez no es la excepción. Aunque sea de esas cosas inexplicables como la ópera, en dónde se canta una tragedia, de la misma manera Calvin es de esos paradójicos, artísticos y relevantes sucesos en mi vida.

Yo, sostenía con mi mano,

un racimo de enclenques anhelos,

que respiraban forzados ante la ausencia de cielo.

Acurrucada en las vicisitudes del tiempo,

en la obscuridad de la noche, con un frío intenso…

A la espera de esa luz,

del calor que emiten tus manos sobre mi cuello,

de esa miel que discurre despacio,

como la caricia de tu beso,

invitándome a abrir los ojos en espera de aliento.

Mil mariposas aparecen sonriendo,

Iluminando mi vida, calentando mi cuerpo.

Es así, como se avivaron mis sueños.

24 febrero, 2009

Luz de día...

Comienza a manifestarse tenuemente el Sol, reflejándose en la mitad de mi rostro, la otra parte aún fundida en la noche, persevera en su afán de esconderse de las sombras, que aparecen solamente en el contacto directo de la luz, la LUZ que encarna la claridad, que personifica la vida, la dicha… de esa energía que hace visible absolutamente todo lo que nos rodea, irónicamente surgen también las tinieblas, simbolizando la melancolía, insignia negra de la angustia, miedo y confusión.

Sigo observando hacia allá, desde dentro, hacia afuera, hacia los confines que delimita el espacio, como esa construcción, esa casa insulsa que pareciera intentar obstruir mi percepción, inmóvil permanezco, sintiendo el viento helado y penetrante que acompaña la madrugada, viendo hacia la nada, a través de todo lo que quisiera manipular y no puedo, mis pensamientos, mis emociones. De repente y sin aviso, mis ojos se inundan de memoria, como queriendo expulsarla, llenos de lágrimas entorpecen la visión del horizonte, de ese vacío ahora difuso, visto a través del agua…

Cierro mis párpados lentamente, como suplicando una tregua de olvido y despacio discurre una lágrima, que acaricia mi mejilla, mis labios y para en mi cuello, de pronto otra decide acompañarla y lento, muy lento traza la comisura de mi nariz. Aún siendo una gota, recibe el reflejo del Sol, ahora más intenso, refracta la luz y revela colores que encierran un significado. El tiempo se detiene. Tú lo detienes.


Ven, por favor acércate… Más, hasta que logres sumergirte en esa pequeña porción líquida de mi semblanza, ven, observa detenidamente los colores y percátate de cómo éstos comienzan a formar siluetas que toman vida. Escucha los susurros, los gritos, los sollozos, la pérdida, el amor, las risas, el llanto, el desamor, el silencio… el silencio, mi soledad, mi diversión… ¿Me viste? ¿Te viste? Seguro te reflejaste, porque hay una pizca de ti en cada movimiento, inclusive en mi historia, aquella que no viviste a mi lado, pero que ahora pintas como si fuera un lienzo a lápiz, únicamente bocetado. Iluminaste mi rostro también y enardeces mi cuerpo… cuando me abrazas, cuando te veo, lo avivas, se enciende.

Y ahora que estás aquí, tan cerca… entre lo absurdo y lo perspicaz, respirando olas de elocuencia solitaria y sentimiento coartado, de silencio obligado, a centímetros de la detonación de mis emociones, junto a mi llanto, mi incertidumbre, mi deseo (tú), ambos con el resplandor diurno, sutil, con un poco de noche, con colores emergidos de mis lágrimas en conjunción con la luz y tú… Tú.

Ahora que estás aquí, te pido un beso, un beso que me sepa eterno, que sepa a ti, te pido un beso en todo mi cuerpo, intenso, fuerte, te pido que robes la noche, para que el día no se vaya nunca, y que desaparezcas los límites del espacio que obstaculizaron mi vista, que seques las lágrimas para ocultar lo turbio, para observar cada detalle de tus ojos, y tu cara y tu cuerpo, aunque sea sólo por poco tiempo, pero que me den luz perpetua y te recuerde y aparezcan los colores, que permanezcas conmigo… estés o no estés presente, pero que te quedes, aquí... aquí para siempre.

18 febrero, 2009

SONRIENDO


Sonriendo.
Estoy sonriendo.
Embelesada de ti,
colmada de sosiego.
Tenaz desde dentro,
así estoy sonriendo.
Con seguridad de lo ambiguo
y esperanza de lo cierto,
porque así lo veo,
porque se escribe,
porque lo siento.

¿Cómo explicar aquello que no puede ser descrito? ¿Cómo trazar el recorrido de un seductor sentimiento? ¿Qué impulsa ésto? ¿Será tu mirada? ¿Será tu beso?

Plasmar incertidumbres o dolores resulta sencillo, cuando la bruma ensombrece los sentidos e impulsa el hábito de la cruel autocompasión, es ahí, en esa cuenca del olvido, en ese valle de lágrimas, donde la tristeza se somatiza y se vuelve orgánica, física, dolorosa... Y las sensaciones producidas son evidentes y totalmente perceptibles. Pero ¿qué, cuándo todo es tan nítido? ¿Qué se plasma cuando no hay novedades, pero a la vez todo pareciera recién creado?

En un lienzo quizás, con acuarelas, pudiera pintar el cielo como lo he soñado cuando te veo, lleno de colores, cuatro colores específicos, sí… amarillo, naranja, rosa, rojo, todos degradados como simulando el ocaso, como si ese momento tratara de esconderse de la noche próxima, algo de azul intenso, la combinación de tonos abrasadores, ligeramente difuminados por el viento, así te veo, así te siento. Tan imprescindible como el aire, tan admirable como el Sol.

Estoy sonriendo y el corazón me canta y renace el tiempo.

… Desde los adentros, escondido, se encuentra el motivo y baila, y crece, y se nutre, reavivándome.

Insólitamente el móvil se afianza, sin poder explicarlo… volviéndose el entorno en enormes destellos de luz… fulminantes de la desdicha, generadores de la paz.

Sonriendo… estoy sonriendo, gracias a ti, gracias a ésto.

17 febrero, 2009

Del silencio...

Del acicate dulce que impulsaba mis anhelos, sólo quedan reminiscencias con sabor a hiel y espasmos dolorosos de esperanza inerte…


¿Sabes? Esta noche recurrí a tus ojos,
y grité y lloré apasionada de tu recuerdo,
como en espera de tu abrazo,
como impaciente de consuelo.
¡Qué vanos son a veces los momentos!
pero aquellos llenos de ti,
los vuelves vitales y eternos.

Me sorprendí acurrucada desafiando al viento,
en la trinchera excavada por tristes esfuerzos,
acompañada de voces, respirando alientos,
soslayando lo efímero del tiempo.

Y te busco en la desazón de mis deseos
Esperanzada por ese abrigo sincero,
Que sólo encuentro en tus caricias,
y entiendo en tus silencios.

Esos que van por la vida uniéndonos,
Cada que se forja la coraza contra lo incierto,
Inusitadamente, en tu cómplice me convierto,
Luchando contra el dolor,
Que aunque lejos, vivimos compartiendo.

Yo recurro a tus ojos porque en ellos me reflejo,
porque aunque existe algo que a veces me enmudezca,
sé bien que hay algo cierto,
y de esos ojos, lo digo con certeza…
nacería ese amor que tanto anhelo.

03 febrero, 2009

Del deseo...

Para ti...

El viento recorre mi piel, apacible, mientras la sábana ligera, roza mi cuerpo desnudo siguiendo el vaivén del susurro de la noche. El ambiente es frío y mi piel se estremece cada que la brisa deja de serlo y enardece en corrientes rebeldes, repentinas, dejando mi piel al descubierto, acompañada sólo, por el sutil reflejo que emite la luna vieja.

Se entusiasma el roce de la tela sedosa por mi cuerpo, quien estuvo protegiéndolo complaciente y suave, pero que ahora impulsada por la persistencia del aire, ha destapado la mitad de mi figura, dejando una pierna, ambos pies, el muslo izquierdo y más… me percato de esto, porque la sensación que va quitándome calor, ha invadido poco a poco diversas zonas, sobre todo el extremo mío más próximo a la ventana, como el pezón, quien férreo, pareciera alcanzar el techo de la alcoba y más abajo, el ombligo, el abdomen, en el interior de mis muslos, justo ahí, en donde todo nace, medianamente expuesto a la vida, a lo incierto, a ti.

La sábana enmarañada, ejerce mayor presión en esta parte y los movimientos armonizados, entre la pelvis (quien afanosa se mueve de arriba abajo) la noche, el tiempo y tu recuerdo, humedecen mis ganas. La palpitación es constante y pareciera concentrarse, ahí, en medio, en esa región ávida de ti, que quisiera sentirte dentro, aprisionándote y abrazándote fuerte para no dejarte salir nunca, quien me obliga a pensarte día y noche, incrementando la pasión… haciéndome desearte a cada segundo, en cada respiro.

Cómo me gustaría que tus manos recorrieran despacio mi pierna, que acercaras lento tus labios a centímetros de mi piel y sin necesidad de tocarme sintieras el cálido fervor de mis insinuaciones, que siguieras percibiendo mi olor a corta distancia y yo con los ojos cerrados, supiera exacto hacia donde va tu deseo, apaciguar tu mente para perderte conmigo, perder la razón y fundirte dentro de mí. Y al llegar a la parte que te abre esa puerta, la del alma desde lo tangible, desde mi cuerpo, para ti, de ti, pudieras hurgar con tus dedos mis sentidos, quienes intensamente lloran de ganas, invitándote a sumergirte en un delirio de placer.

Y mientras sigues tocándome suavemente con tus dedos, dentro… tu boca recorriera mi pecho y sintieras mis latidos que lo erizan, endureciéndose lento por ligeros toques de tu lengua, creciendo en tu boca, castigándote a besarme insaciablemente, el cuello, la espalda, la comisura que termina de ella y empieza en los muslos, los brazos, la frente, esta boca, que es ahora tuya y que enloquece hambrienta, necesitada de tu aliento. Tú cerca, muy cerca, aumentando el deseo, lo puedo sentir, acerado, fuerte.

Después de tocarnos ambiciosos, sudando de cansancio, ardientes de excitación, derramando deseo a borbotones, hacer el amor hasta que ambos fraguados en uno solo, incitemos al viento, la noche y el frío a desvanecerse tranquilos, invadiéndonos de fuego, hasta que la luz del día nos cierre los ojos, abrazados, reposando el vigor y disfrutando el desenlace de la intensidad sublime, que me hace pensarte nuevamente a cada segundo, en cada respiro y desearte de nuevo, hasta que llegue la noche y se funda con el Sol y desaparezca el tiempo y me pierda yo.