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26 noviembre, 2008

Noche cálida

Noche cálida de trémulos espasmos que surgen cuando silencioso, abrigas mi cuerpo de inusitadas caricias, alarmando mi piel hasta encresparse. Me resisto pero te sueño y abrazo la esperanza, acobardada en este rincón de estériles esfuerzos.

Me amedrenta el cielo, quien tenaz me contiene de la impetuosa tentación de un beso, de tocarte hasta asfixiarte, de extraviarme en tu mirada para husmear ahí dentro, encontrar tu alma y pedirle que me estreche entre sus brazos encerrándome para siempre.

¡Aprésame, no importa! A pesar de que existan desaciertos o nos invada el arrepentimiento, aprisióname de libertad o libérame de esta prisión ¿qué mas da, si ya vivo cautiva? Si me han privado de sentir, si me han negado amar.

25 noviembre, 2008

¿A qué sabe el pollo?

Para Anonyma…
Hace unos meses un amigo me hizo esta pregunta y la reiteró en un comentario externando su juicio personal sobre el tema de uno de mis escritos, “el remordimiento”. Lo primero que pensé, la primera vez que medité su cuestionamiento fue que la palabra “pollo” es simplemente jocosa, la pronuncié en voz alta y reí. Cabe a bien mencionarles que yo encuentro hilarante casi todo a mi alrededor, eso me generó en el pasado algunos problemas, sobre todo cuando cursaba la secundaria, porque yo reía a carcajadas en exceso, ahora puedo controlarme, aunque, eso no significa que perciba amenas ciertas palabras o cosas en la periferia.


P-o-l-l-o
Si están de acuerdo conmigo, el pollo es un ser raro, quítenle las plumas e imagínenselo corriendo mientras menea su cabecilla para darle impulso a sus cortas patas, balanceando su amorfa estructura corpórea, mientras voltea a verlos amenazante con sus órbitas oculares lateralizadas, parpadeando y tratando de enfocarles. Ahora fantaseemos que somos más pequeños que el pollo en cuestión, muy pequeños, muy, muy, muy pequeños, y de pronto comienza a crearse una superficie escamosa, aspera, el pico se metamorfosea en unas fauces aterradoras con colmillos filosos, tiránicos, asesinos, su cuerpo desproporcionado se inclina un poco, lo que solía ser una alita se transforma en una especie de musculoso brazo corto con dos apéndices como dedos, con uñas largas y mortíferas (se escucha un estruendoso gruñido aterrador ¡¡¡grrrraaaaaaaaaaawwww!!! ) la cola del ex- pollo se alarga, es rígida, fuerte, en extremo poderosa, tanto que si coleara cerca de mí y me prensara contra un “algo” quedaría como tortilla ipso facto, sin duda alguna. Qué tal con nuestro amigo el “Pollosaurio Rex” así lo nombró mi amigo Israel y bien podría llamarse así.














Por ser un ave, pertenece al grupo de los arcosauromorfos, que incluye también a los dinosaurios y a los cocodrilos, y seguro todos concordamos que si vemos a un cocodrilo, encontraremos fácilmente la conexión ancestral con estos animales inmensos y si vemos al pollo… al pollo también, obsérvenlo detenidamente, es bastante feo ¡es un ser que ha vivido en mis pesadillas! Espantoso, tiene cuerpo de mini T-rex.

Habiendo llegado a este punto de reflexión, tengo la respuesta a la pregunta de Anonyma, la carne del pollo sabe a… HAMBURGUESA DE TIRANOSAURIO, un poco más insípida porque nuestros pollos le entran a las semillas y yerbas, bueno, sabe un poco salado, su carne es grasa y un poco fibrosa y por lo que sé, la calidad de la carne depende de la edad del pollo al sacrificarlo y el sexo también, si es pollo de corral o de pueblo, es mejor, porque los alimentan con grano y es más rico, sin tanta grasa.

No sé, en realidad sin condimentarlo, el pollo no sabe a ni madres, pero sí es nutritivo. Una ración de 100 gramos de pollo proporciona al hombre adulto, 10% del aporte energético requerido diariamente, un 50% del protéico, un 35% del hierro y si nos tragamos el hígado nos da el 100% de hierro, del 25% al 60% del complejo vitamínico B. El contenido protéico de la carne de pollo, varía entre el 10 y 20%. La proteína del pollo tiene un gran valor biológico y es de alta calidad pues contiene todos los aminoácidos esenciales en cantidades equivalentes a las necesidades del cuerpo humano, es altamente digestible y fácilmente absorbible, hidratos de carbono, grasa… y también cantidades dignas de mencionarse en algunas vitaminas: niacina, riboflavina, tiamina y ácido ascórbico, minerales también…

Ay el pollosaurio, es horrible, pero es bueno en mole ¿o no? Ahora sueñen como si estuviéramos en el Cretáceo -me da un muslito de tiranosaurio por fas, en cruji-rex, graciaaas- Pangeous Fried Dinosaur

21 noviembre, 2008

INCOHERENCIAS LÓGICAS

Escribiré todo lo que se me vaya ocurriendo, a ver que sale de la congregación de incoherencias lógicas que se almacenan en mi cerebro.

Mmmm… una imagen, un ser monstruoso que pudiera ser pariente de Jabba de Hutt, sólo que personalizado a mi juicio, no con escamas epidérmicas como reptil, sino con la apariencia de haber sido creado de lodo, pero con una fina membrana que lo cubre (obvioooo, porque sino se desparramaría) como un condón gigante, o una tripa de cerdo, de esas que utilizan para envolver embutidos, así que mi monstruo al tacto sería como un chorizo granuloso, pero un poco más aguado el relleno, un ser más libre, no tan comprimido. ¿Saben de qué me acordé relatando esto? De los estados de la materia; fase sólida, líquida y gaseosa ¿recuerdan? Ja! Síiii, se los juro. Cuando te explicaban que las partículas de un gas, por ejemplo (las moléculas, átomos, electrones, iones, etc) están expandidas, no unidas, con poca fuerza de atracción; ok, pues así imagínense a mi monstruo, con lo de adentro un poco disperso, no tanto como en un gas, ni como en un líquido, ni tan aprisionado como en un sólido, medio blandengue, que si lo agarras de la cabeza y lo levantas se percibiría como un calcetín largo lleno de arena, y cuando lo pones al piso, puede tomar la consistencia de estiércol de un animal grandote en espiral o depende de cómo lo acomodes. Estoy casi segura que el wey que pensó en el personaje de Jabba de Hutt estaba pensando lo mismo que yo, en un producto del proceso digestivo o en un flujo alienígeno o una sustancia viscosa humana o algo, y le dio vida reptílea, increíble ¿no? Por cierto, mi maestro de biología era un reverendo estúpido, pero dibujaba fenomenal y no era nada feo, por eso los estados de agregación de la materia se grabaron en mi ser, quizás porque soy una persona con dotes visuales y recuerdo muchas cosas de su clase gracias a eso, a que tardaba horas en dibujar algo en el pizarrón. Lo siento, yo advertí que saldrían mis pensamientos sin omitir ninguna de las manifestaciones mentales y me acordé del “teacher”, que además ¡se dejaba sobornar con hot cakes! (lo juro, yo lo vi, alguien le llevó un recipiente con este tipo de panes planos medio dulces y ¡esa persona pasó la materia!).

Ok, mi fijación ante los monstruos o personajes mitológicos, viene de antaño (hablando de dotes visuales y engendros creados en mi mundo) y fue en aumento cuando vi las cuatro esculturas de Belerofonte domando a Pegaso, ese caballo alado que tanto llamó mi atención y que me llevara a leer más en cuanto pude hacerlo, justo a las afueras de nuestra máxima casa de cultura. Al ver grabadas todas esas imágenes esculpidas en las paredes del Palacio de Bellas Artes, quedé embelesada ante tal magnificencia, yo pequeña, frente a tremendo edificio y alcancé a ver a humanos con alas, arcángeles… yo no sabía que así se llamaban, pero ¡ah, cómo los soñaba! Años después me impactó leer el Popol Vuh, sobre todo el relato de los hombres de lodo, esos que no podían sostenerse y que no tenían entendimiento; cuando comenzó la vida sobre la Tierra según los mayas, no voy a contarles la historia completa, pero supongo que la conocen ¡Soñaba con hombres de lodo! Gruñéndome y acechándome, mientras se desguazaban a cada paso, cayendo fragmentos de lodo salpicando todo a su alrededor (bloOOop, blooOOp).


Y así, hay varios personajes y personas reales que han modificado mi apreciación de conceptos y que me hacen agradable el viaje a ese hermoso y aventurado lugar que reside dentro de mí, en donde se crean todas las incoherencias, toda la lógica, todas las casualidades, todas las certezas, todas las teorías, todos mis monstruos, todas mis perversiones, en fin… en ese lugar se crea de todo y tiene cabida para todo aquél que este interesado en conocerlo.

18 noviembre, 2008

Remordimiento? ...

"El remordimiento es como la mordedura de un perro en una piedra: una tontería"

Discutamos sobre el remordimiento. Decidí escribir mis pensamientos relativos a esta sensación, debido a muchos sucesos que me aquejaron las últimas semanas y recordando una de las máximas del insigne Nietzsche (al pie de foto citada) este super pensador que ha embestido todos los rincones de mi cerebro estas noches, trémulo y amenazante con la mirada perdida, medio bizco... con la mata alborotada, pálido, con el diente amarillo, como logra imaginarlo mi mente en sus últimos días, en la absoluta sumersión de la locura que lo llevara a contradecirse en casi todos sus paradigmas, y que me hace concluir entre otras cosas que; por más invencible que supongamos es nuestra existencia, seguimos siendo seres humanos, mayormente caracterizados por su capacidad de conocer, de racionalizar y por lo tanto, sentir. Imposible suprimir las emociones, que son las que finalmente rigen nuestra existencia.

Nietzsche, era un ser humano... y aún pensando demasiado, acabó loco. Absurdo ¿no es cierto? (pero eso es la vida, una constante ironía).

La semana pasada comiendo con unos amigos, comentábamos que la condición de un psicópata es infrahumana, hablábamos del remordimiento o de esa sensación que internamente te carcome cuando sabes que cometiste un error, que muchos la hemos sentido y que a veces es tan fuerte que te nubla la razón y te orilla a incurrir en más y más desaciertos. En ese momento no indagamos más sobre el tema, yo sólo rememoré en voz alta al maestro diciendo - Bueno, Nietzsche decía que el remordimiento es una tontería - Acabó nuestra conversación y continué analizando mi propio argumento sola. Comprendí el contexto de la premisa de uno de mis ídolos, que no había profundizado con anterioridad y que ahora lo externo escribiendo (que es donde mis ideas se concatenan con mayor libertad) para todo el que lea este ensayo.

- El remordimiento es una estupidez en sí... - aseveré con total convicción internamente. Y apartir de esa certeza surgieron nuevos cuestionamientos que iré respondiendo personalmente, ahora no quisiera desviarme del objeto de la sensación de culpa, del arrepentimiento.

En efecto, es una colosal tontería arrepentirse, porque recordemos que somos seres conscientes de nuestros actos y por lo tanto podemos elegir si realizamos o no una acción, pero somos humanos y lo repito nuevamente tratando de perseguir la verdad, buscándole una respuesta al pie de foto y a ese estímulo que nos vuelve débiles y totalmente irracionales, que nos ciega en ocasiones y destroza la reflexión y las buenas elecciones. . . En mi opinión no hay un veredicto analítico que explique las peculiaridades fehacientes de la estupidez humana, es todo más simple, deberían de sanar nuestra alma y no el cerebro, debería de trabajarse con el amor y no con el raciocinio, aunque van ligados, obviamente, pero no se puede seguir una serie de teorías inconsistentes de la idiosincrasia a un nivel histórico, cuando el ser humano ha cambiado y cuando lo que nos circunda indiscutiblemente, también. Es evidente que por un lado el ser humano no confía en su propia raza, es evidente que no tiene esperanza, pero también es obvio que... somos HUMANOS y todos buscamos algo en qué creer, hasta el propio Nietzsche y su nihilismo (su negación ante Dios) todos buscamos amor por que es una de las condiciones que nos caracterizan, por el hecho de ser Sapiens - "sabio", "capaz de conocer". Pensamos y por lo mismo sentimos, no al revés... No por ser más sabio eres insensible, como ahora se pretende, tratar de suprimir emociones para no sufrir... el hombre siente y por lo tanto sufre y goza, punto, por qué no mejor aceptarlo y elegir correctamente, dejando las sensaciones fluir, pudiendo externar lo que se piensa y no temiendo a lo que pudiera suceder, que por lo regular nos orilla a errar, es mejor abrir el corazón y entregarlo ciegamente. Aún Nietzsche y su marcada aversión a la fe o todo lo relacionado con lo supremo o intangible buscó siempre algo en qué creer, buscó resguardo, era un ser humano.

Nietzsche, hablaba del Superhombre, un hombre vital que ama la vida y el mundo, un hombre que cuando contrae una decisión realmente la quiere tomar y no se arrepiente de sus actos, un ser que está consciente de que la vida es en parte dolor y en parte gozo, pero no reniega de ello. Bastante coherente ¿cierto?... Nietzsche nunca creyó en un ser supremo, no confiaba, a pesar de que la descripción que nos da de un Superhombre, yo puedo citarla para varios seres humanos que alcanzaron altos grados de espiritualidad.
Para terminar, pfff. Ok, el remordimiento para personas con un trastorno psicopático, no existe, no son capaces de sentir culpa, debido a que sólo tienen como objetivo conseguir un fin personal, sin importarles a quien dañan o qué hacen para lograrlo, aunque jamás pierdan consciencia de sus actos (es por ésto que no se les considera enfermos mentales) Quizás ahora estemos rodeados de gente que tenga este perfil, que nos topamos a diario, gente que a simple vista sea catalogada como simpática, inteligente, pero que en el fondo no tenga ningún principio moral, que pueda matar o violar o estafar sin sentir remordimiento, finalmente arrepentirse es estúpido, pensando que vivimos en un entorno fuera de principios y criterio propio... ¿qué más daría?

Entonces, evaluemos nuestras condiciones de humanos antes de querer enfrascarnos los 365 días, 24 hrs. al día en el trabajo, evaluemos que somos humanos antes de ver a los demás como inferiores a nosotros, evaluemos que no es posible utilizar a los demás para conseguir fines propios, evaluemos que todos sufrimos y todos gozamos en igual o mayor medida, no hay que juzgar y vivamos libres, porque de lo contrario todos nos volveríamos psicópatas o quizás ya lo seamos, porque tristemente... el día de hoy hay matanzas entre nosotros mismos, sin mayor remordimiento y cada vez son más comunes.

14 noviembre, 2008

El titán de la bonanza y buenaventura…


Recostada, mirando hacia al infinito sobre los pastizales de este valle que se asemeja a una moqueta sin límites, teñida de un verde intenso, respirando la madrugada que pareciera seguir el vaivén de mis anhelos, en donde la densa bruma me recuerda la pesadumbre de mis pensamientos en el ocaso de la dinastía del sufrimiento y la próxima sublevación del invencible espíritu (un poco magullado, pero brioso, recuperado) y la razón, que amigables permiten el disfrute absoluto de personas y cosas que me circundan, próximas o remotas, lejanas como aquello que provoca el matiz del azul del cielo o la ausencia total de calor en los amaneceres de invierno, cercanas como el placer que produce mirarte a los ojos y sentirte, sin necesidad de tocarte… Deliciosa sensación la de la conquista del frío sobre mi piel, peleando por congelar todo lo inverosímil como lo es mi cuerpo, y rescatando sólo lo trascendente, lo que me invita a desaparecer fundiéndome con el rocío de la superficie en que me pierdo, y queriendo indagar todo acerca de lo que hay detrás del vacío de la noche.

¿Por qué futilidades solía preocuparme? Cuando a cada paso que ofrezco desde mi niñez, he intentado fraguarme en lo invisible para apoderarme de lo perceptible, creo que me ausenté de la verdad por unos años; y regreso al abrazo de la inmensidad apacible en la que el amor por sí mismo, reconstruye el holocausto de lo que hay dentro que había arrasado inclusive con lo orgánico, que estaba acabando con mi imagen y provocaba ese reflejo monstruoso del que me despojo.

Y el amor nace y se anida ahí de raíz fuerte, envolviendo con su magnificencia al corazón que aherrojado, late aún más fuerte, generando así, gozo fulminante que enaltece al sentimiento con alcances parecidos a los de una reacción nuclear en cadena.

13 noviembre, 2008

De la lucha entre mi alma y mi cerebro...

Delimitados están mis sentidos, enclaustrados en una cápsula de congelada vehemencia, de pasión sollozando en un rincón de la férrea escama que protege mi alma. Ella que resiste en mi vacío apenas, hiperventilada, aspirando los residuos tóxicos de ese soplo de oxígeno que logra captar; temblorosa y asustada, con esperanza de reposo y agonías de supervivencia. Pobre, qué pena…

No recuerdo bien el momento en que se infectó y todo comenzó a agravarse. Por instantes luchaba incansable y valiente ante cualquier agravio emanado de su custodio, ese que a partir de esa situación crítica (en donde ella envenenada, enfermó) sólo busca protegerla y no permite por ninguna circunstancia que asome su mirada. No quiere que nadie la vea. No quiere que la hieran. Como esa vez, en donde él la levantó de ese charco de sangre, después de presenciar aturdido que ella ¡Ella! Irreconocible, con un semblante fúnebre volteó a ver a ese hombre… con los ojos llorosos y con su mirada rebosada de pesadumbre parecía decirle: sálvame, ayúdame. Es por eso que él decidió encarcelarla defendiéndola de todo y de todos, en esa especie de incubadora de paredes infranqueables.

Es sólo que él, él con todo su poder, no comprende que ella sufre angustiosamente combatiendo frente a frente a la muerte que la acecha iracunda, ella exhausta, enclenque, helada, secándose de amor, al borde de inanición, por no alimentarse de otra mirada, de otro abrazo, de ternura… de calor. Ella lo necesita, de verdad lo necesita.

Él está abatido, porque sabe que la está sofocando y muere… poco a poco se extingue y sabe que sin ella… sólo le resta la locura.