
ímpetu en mis respiros,
alboroto en mi cuerpo,
ojos henchidos de desvelo.
Pulso tembloroso, movimiento incesante de mis pies (se tocan, se abrazan, se odian, quisieran de pronto, tener unos dedos largos como los de las manos, para estrecharse, para sentirse, para asfixiarse) se mueven de arriba abajo, de un lado a otro. Muerdo mi labio inferior como a la expectativa de todo, de nada, no sé de qué… Con la mirada extraviada, impacientada de algo.
Me levanto de la cama y simulo correr velozmente, sin desplazarme a ningún lado pero con brío, con el corazón afanoso y estas ganas que parecieran querer reventar mi piel, que me conducirían en breve al lugar detrás de esas montañas que se perciben tan lejanas. Seguramente detrás de ellas, hay cascadas y valles hermosos de un verde intenso, con colibríes circundando floridos árboles de cerezos…

Ven, ven hoy y siempre, déjame acariciarte minuciosamente para no olvidarte y puedas resucitarme si es que muero o me pierdo en mis pensamientos. Permíteme memorizarte como aquél que avivó mis sentidos y recurrir a ti cuando el gris avasalle el azul intenso de mi cielo.
1 comentario:
un desplazamiento que no llega a ningún lado, que no tiene un lugar como destino, que no es posible localizar...que nadie ha visitado.
ese es el camino visceral hacia la vida, una vida que no radica en la experiencia en sí misma ni en lo que se rumora es o representa o significa, más bien, una vida que se enfrenta a las ideas y emociones propias.
las diferencias, los desacuerdos y los desencuentros provocan esa adrenalina que nos lleva a seguir moviéndonos sin caminar.
de otro modo caminamos con la mente sentada en el trono de la vida inamovible, cómoda para los sentidos, exasperante para el alma.
sístole - diástole
;)
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