Del acicate dulce que impulsaba mis anhelos, sólo quedan reminiscencias con sabor a hiel y espasmos dolorosos de esperanza inerte…
¿Sabes? Esta noche recurrí a tus ojos,
y grité y lloré apasionada de tu recuerdo,
como en espera de tu abrazo,
como impaciente de consuelo.
¡Qué vanos son a veces los momentos!
pero aquellos llenos de ti,
los vuelves vitales y eternos.
Me sorprendí acurrucada desafiando al viento,
en la trinchera excavada por tristes esfuerzos,
acompañada de voces, respirando alientos,
soslayando lo efímero del tiempo.
Y te busco en la desazón de mis deseos
Esperanzada por ese abrigo sincero,
Que sólo encuentro en tus caricias,
y entiendo en tus silencios.
Esos que van por la vida uniéndonos,
Cada que se forja la coraza contra lo incierto,
Inusitadamente, en tu cómplice me convierto,
Luchando contra el dolor,
Que aunque lejos, vivimos compartiendo.
Yo recurro a tus ojos porque en ellos me reflejo,
porque aunque existe algo que a veces me enmudezca,
sé bien que hay algo cierto,
y de esos ojos, lo digo con certeza…
nacería ese amor que tanto anhelo.
y grité y lloré apasionada de tu recuerdo,
como en espera de tu abrazo,
como impaciente de consuelo.
¡Qué vanos son a veces los momentos!
pero aquellos llenos de ti,
los vuelves vitales y eternos.
Me sorprendí acurrucada desafiando al viento,
en la trinchera excavada por tristes esfuerzos,
acompañada de voces, respirando alientos,
soslayando lo efímero del tiempo.
Y te busco en la desazón de mis deseos
Esperanzada por ese abrigo sincero,
Que sólo encuentro en tus caricias,
y entiendo en tus silencios.
Esos que van por la vida uniéndonos,
Cada que se forja la coraza contra lo incierto,
Inusitadamente, en tu cómplice me convierto,
Luchando contra el dolor,
Que aunque lejos, vivimos compartiendo.
Yo recurro a tus ojos porque en ellos me reflejo,
porque aunque existe algo que a veces me enmudezca,
sé bien que hay algo cierto,
y de esos ojos, lo digo con certeza…
nacería ese amor que tanto anhelo.
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