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18 noviembre, 2008

Remordimiento? ...

"El remordimiento es como la mordedura de un perro en una piedra: una tontería"

Discutamos sobre el remordimiento. Decidí escribir mis pensamientos relativos a esta sensación, debido a muchos sucesos que me aquejaron las últimas semanas y recordando una de las máximas del insigne Nietzsche (al pie de foto citada) este super pensador que ha embestido todos los rincones de mi cerebro estas noches, trémulo y amenazante con la mirada perdida, medio bizco... con la mata alborotada, pálido, con el diente amarillo, como logra imaginarlo mi mente en sus últimos días, en la absoluta sumersión de la locura que lo llevara a contradecirse en casi todos sus paradigmas, y que me hace concluir entre otras cosas que; por más invencible que supongamos es nuestra existencia, seguimos siendo seres humanos, mayormente caracterizados por su capacidad de conocer, de racionalizar y por lo tanto, sentir. Imposible suprimir las emociones, que son las que finalmente rigen nuestra existencia.

Nietzsche, era un ser humano... y aún pensando demasiado, acabó loco. Absurdo ¿no es cierto? (pero eso es la vida, una constante ironía).

La semana pasada comiendo con unos amigos, comentábamos que la condición de un psicópata es infrahumana, hablábamos del remordimiento o de esa sensación que internamente te carcome cuando sabes que cometiste un error, que muchos la hemos sentido y que a veces es tan fuerte que te nubla la razón y te orilla a incurrir en más y más desaciertos. En ese momento no indagamos más sobre el tema, yo sólo rememoré en voz alta al maestro diciendo - Bueno, Nietzsche decía que el remordimiento es una tontería - Acabó nuestra conversación y continué analizando mi propio argumento sola. Comprendí el contexto de la premisa de uno de mis ídolos, que no había profundizado con anterioridad y que ahora lo externo escribiendo (que es donde mis ideas se concatenan con mayor libertad) para todo el que lea este ensayo.

- El remordimiento es una estupidez en sí... - aseveré con total convicción internamente. Y apartir de esa certeza surgieron nuevos cuestionamientos que iré respondiendo personalmente, ahora no quisiera desviarme del objeto de la sensación de culpa, del arrepentimiento.

En efecto, es una colosal tontería arrepentirse, porque recordemos que somos seres conscientes de nuestros actos y por lo tanto podemos elegir si realizamos o no una acción, pero somos humanos y lo repito nuevamente tratando de perseguir la verdad, buscándole una respuesta al pie de foto y a ese estímulo que nos vuelve débiles y totalmente irracionales, que nos ciega en ocasiones y destroza la reflexión y las buenas elecciones. . . En mi opinión no hay un veredicto analítico que explique las peculiaridades fehacientes de la estupidez humana, es todo más simple, deberían de sanar nuestra alma y no el cerebro, debería de trabajarse con el amor y no con el raciocinio, aunque van ligados, obviamente, pero no se puede seguir una serie de teorías inconsistentes de la idiosincrasia a un nivel histórico, cuando el ser humano ha cambiado y cuando lo que nos circunda indiscutiblemente, también. Es evidente que por un lado el ser humano no confía en su propia raza, es evidente que no tiene esperanza, pero también es obvio que... somos HUMANOS y todos buscamos algo en qué creer, hasta el propio Nietzsche y su nihilismo (su negación ante Dios) todos buscamos amor por que es una de las condiciones que nos caracterizan, por el hecho de ser Sapiens - "sabio", "capaz de conocer". Pensamos y por lo mismo sentimos, no al revés... No por ser más sabio eres insensible, como ahora se pretende, tratar de suprimir emociones para no sufrir... el hombre siente y por lo tanto sufre y goza, punto, por qué no mejor aceptarlo y elegir correctamente, dejando las sensaciones fluir, pudiendo externar lo que se piensa y no temiendo a lo que pudiera suceder, que por lo regular nos orilla a errar, es mejor abrir el corazón y entregarlo ciegamente. Aún Nietzsche y su marcada aversión a la fe o todo lo relacionado con lo supremo o intangible buscó siempre algo en qué creer, buscó resguardo, era un ser humano.

Nietzsche, hablaba del Superhombre, un hombre vital que ama la vida y el mundo, un hombre que cuando contrae una decisión realmente la quiere tomar y no se arrepiente de sus actos, un ser que está consciente de que la vida es en parte dolor y en parte gozo, pero no reniega de ello. Bastante coherente ¿cierto?... Nietzsche nunca creyó en un ser supremo, no confiaba, a pesar de que la descripción que nos da de un Superhombre, yo puedo citarla para varios seres humanos que alcanzaron altos grados de espiritualidad.
Para terminar, pfff. Ok, el remordimiento para personas con un trastorno psicopático, no existe, no son capaces de sentir culpa, debido a que sólo tienen como objetivo conseguir un fin personal, sin importarles a quien dañan o qué hacen para lograrlo, aunque jamás pierdan consciencia de sus actos (es por ésto que no se les considera enfermos mentales) Quizás ahora estemos rodeados de gente que tenga este perfil, que nos topamos a diario, gente que a simple vista sea catalogada como simpática, inteligente, pero que en el fondo no tenga ningún principio moral, que pueda matar o violar o estafar sin sentir remordimiento, finalmente arrepentirse es estúpido, pensando que vivimos en un entorno fuera de principios y criterio propio... ¿qué más daría?

Entonces, evaluemos nuestras condiciones de humanos antes de querer enfrascarnos los 365 días, 24 hrs. al día en el trabajo, evaluemos que somos humanos antes de ver a los demás como inferiores a nosotros, evaluemos que no es posible utilizar a los demás para conseguir fines propios, evaluemos que todos sufrimos y todos gozamos en igual o mayor medida, no hay que juzgar y vivamos libres, porque de lo contrario todos nos volveríamos psicópatas o quizás ya lo seamos, porque tristemente... el día de hoy hay matanzas entre nosotros mismos, sin mayor remordimiento y cada vez son más comunes.

5 comentarios:

anonyma@agnostik.com dijo...

cummm...cuanto a que no entro a tu blog?
:P

bueno en realidad no puedo entrar, aún no sirve mi software para convertir personas en virus...pero ya ando cerca...

dos comentarios.

1 y 2.

(1) este mono Nietzsche según tengo entendido habría escrito mucho de sus indagatorias "personalísimas" (dijera otro mono), no he leído aún nada formal, pero por lo que me comentas terminó loco en términos de los parámetros convencionales, y supongo más en su época...

(2a) me recordó en este preciso momento un película que también acabo de ver...se llama "INTO THE WILD", y retrata en parte eso y en parte la curiosa ironía que apuntas...te la recomiendo...

(2b) los dramas de la vida son muy relativos, en un lugar X, se angustian por que los van a expulcar de un reality show, en un lugar Y, la crisis de desplazamientos, enfrentamientos civiles, hambruna, enferemedad, y demás sazones de la vida les parece algo ya normal, no sin menor angustia, pero hay de esperanza a esperaza...

(2c) reflexiono y ahora pienso que todos tenemos psicopatias diversas en forma de energía potencial, pero he querido atribuir 2 tipos de puestas en marcha...(valga la reducción), la primera cuando se supone no hay otra forma de sentirse vivo, esa donde la propia satisfacción y realización se dan de manera muy visceral a cambio de plenitud muy peculiar; la segunda, cuando esos (trastornos?) rasgos se desarrollan con la transformación, interpretación y evlución de los fines que se plantean, es decir, una forma mucho más refinada (si existe tal cosa) de usar la razón y licuarla con nuestras muy particulares formas de "sobrevivir".

(3) como pilón, ya dime a que sabe el pollo!!! ;)

prósperas indagatorias, y existencia dinámica ante todo...

Anónimo dijo...

Bueno, creo que tu ensayo es interesante, aunque creo que hablaste más de Nietzsche que del Remodimiento en si.
Estoy de acuerdo con la frase de entrada. Parecería ilógico sentir arrepentimiento de un acto DESPUÉS de cometerlo, cuando no se sintió remordimiento ANTES.
Sin embargo, muchas veces cometemos locuras sin pensar con antelación en las consecuencias (es parte de la estupidez humana). Creo que ahí es válido el remordimiento, y es este sentimiento de culpa que, bien canalizado, nos ayuda a aprender y madurar.
Creo que es válido sentir remordimiento, mientras no sea una pena que carges toda la vida. Por que entonces si, ya te cargó el payaso.
En mi opinión, sólo un ser elevado, que piensa sus actos con sumo detenimiento, puede liberarse de su remordimiento. Mientras no alcancemos ese rango de elevados, será válido sentir culpa de nuestros actos de vez en cuando; ya que a partir de las lecciones que devengan de este sentimiento, es que podremos alcanzar el grado de Elevados.
Gracias por compartir tus pensamientos con todos y que tengas un excelente día.
TQM

Anónimo dijo...

... sentir remordimiento? ¿no sentirlo? ¿Dilucidar la cuestión aludiendo a Nietzsche...?

No, pues... mejor te echo al búlgaro, si quieres.

De todas formas, a ti te sale lo silvestre y sin remordimiento alguno!

Un beso!

Unknown dijo...

jajajajajajajajajaja, la Trucha sí me conoce perfecto!!!! échame al búlgaro no???? jajajaja

Anónimo dijo...

Sheize! diría Nietzche. Mhhh.. bien primero, me parece que las 2 vertientes acerca del remordimiento que enlistó Anonyma en (2c) tienen estos nombres:
la 1.- Sociopatía, es una patología caracterizada por la falta de remordimiento, de principios hedonistas (o sea que hacen el crimen por placer) pero las mentes que se ven afectadas por esta forma de pensamiento no son irracionales. Algunos sociópatas son brillantes (como Hannibal Lecter of course).
La clase 2.- es el loquito tipo Dragón Rojo, que mataba por órdenes del Dragón pero sufría por tener que obedecerle, es decir sentía remordimiento y temor a la culpa. Esta patología merece una comprensión más cálida... desde mi punto de vista.

Por otro lado, hablando de Nietzche me adjunto (como un archivo a un mail) a tu opinión: él era bien contradictorio. Lo suficiente como para que descubriese yo mismo que no valía la pena creerle mucho.

Nuevamente: en lo personal, con el auge de la imagenología y los descubrimientos más actuales en cuanto a Neuroanatomía, Neurofisiología, Neuroquímica y todo lo que empiece en Neuro, yo creo que incluso las teorías del pensamiento dejarán de ser ámbito de estudio exclusivo de la Filosofía: ha muerto Nietzche, ha muerto Kierkegaard, Sartre, Kant, Hegel, Russel y un infinito etcétera: lo que perdurará porque es ciencia positiva y reduccionista es -lo siento mucho- las Neurociencias. Y se le mochará a la Filosofía un territorio grande como Texas: se le quitó la Matemática, se le quitó la Física, se le quitó la Medicina y ahora se le quitará la Ontología: el origen del pensamiento propio, se le quedará la Metafísica, lo único intangible (OK el pensamiento no es tangible, pero sí es explicable desde un punto de vista físico ahora).

Vindicando a mi Centaura amiga diría que tienes razón: es tonto sentir remordimiento porque al ser humanos estamos siempre en la amplia posibilidad de fallar, por lo que si fallar es humano no se puede reclamar un error a nadie: si un humano realiza una actividad se espera que falle en su realización tarde o temprano: errar es humano (también "herrar" es decir los caballos no se ponen sus propias herraduras ¿cierto?). Por eso los Perfeccionistas son los seres más necios sobre la faz de la Tierra.

Ahora, vindicandome sostengo: el remordimiento existe porque de otro modo la existencia del individuo está en peligro: imaginemos que robo un auto y no me remuerde la conciencia. Se puede apostar a que lo haré una y otra vez hasta que se me ocurra robarle un auto a algún cabrón de los Zetas, en cuyo caso seguro moriré. En cambio, el remordimiento (o el miedo a la culpa, puesto que nunca he robado un auto) me mantiene en casa, seguro, y ahorrando para cambiar o reparar mi auto, pero no robando y menos a un Zeta. Poir supuesto que esta aseveración se puede explicar desde el punto de vista neurológico, por eso digo que me estoy vindicando.

Este tema, no obstante, sí que es largo, pero me gusta cometer errores por falta de espacio JAJAJA! Por cierto: muera la Filosofía y viva Kandel, Carlson, Hubbel, Cajal, Hebb... un largo etcétera de vanguardistas neurólogos.