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14 noviembre, 2008

El titán de la bonanza y buenaventura…


Recostada, mirando hacia al infinito sobre los pastizales de este valle que se asemeja a una moqueta sin límites, teñida de un verde intenso, respirando la madrugada que pareciera seguir el vaivén de mis anhelos, en donde la densa bruma me recuerda la pesadumbre de mis pensamientos en el ocaso de la dinastía del sufrimiento y la próxima sublevación del invencible espíritu (un poco magullado, pero brioso, recuperado) y la razón, que amigables permiten el disfrute absoluto de personas y cosas que me circundan, próximas o remotas, lejanas como aquello que provoca el matiz del azul del cielo o la ausencia total de calor en los amaneceres de invierno, cercanas como el placer que produce mirarte a los ojos y sentirte, sin necesidad de tocarte… Deliciosa sensación la de la conquista del frío sobre mi piel, peleando por congelar todo lo inverosímil como lo es mi cuerpo, y rescatando sólo lo trascendente, lo que me invita a desaparecer fundiéndome con el rocío de la superficie en que me pierdo, y queriendo indagar todo acerca de lo que hay detrás del vacío de la noche.

¿Por qué futilidades solía preocuparme? Cuando a cada paso que ofrezco desde mi niñez, he intentado fraguarme en lo invisible para apoderarme de lo perceptible, creo que me ausenté de la verdad por unos años; y regreso al abrazo de la inmensidad apacible en la que el amor por sí mismo, reconstruye el holocausto de lo que hay dentro que había arrasado inclusive con lo orgánico, que estaba acabando con mi imagen y provocaba ese reflejo monstruoso del que me despojo.

Y el amor nace y se anida ahí de raíz fuerte, envolviendo con su magnificencia al corazón que aherrojado, late aún más fuerte, generando así, gozo fulminante que enaltece al sentimiento con alcances parecidos a los de una reacción nuclear en cadena.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahhh, y ahora que leo esta entrada digo: el amor también puede ser explicado por las nuerociciencias, pero... la Filosofía siemrpe la explicará con mayor romanticismo.

La línea: "lejanas como aquello que provoca el matiz del azul del cielo" UTA me viajó completamente, buena forma, buen fondo, no empalagoso, elegante, aromas maderosos con notas de frambuesa. Un sabor astringente como de Centauro, un placer leerlo en realidad. Gracias!

Anónimo dijo...

Jaccc y David son el mismo, claro. Soy David Jacob.