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26 mayo, 2009

Alseid - El origen de mis memorias

Soy Alseid… Así dicen que me llamo.

-¿Quiénes?-

Ellos. Los cetos. Esas criaturas inmensas que salen a respirar angustiosas el poco oxígeno que queda en la esfera omnipotente. Seres acuáticos obviamente, que aparecen todas las tardes lóbregas, precediendo el ocaso de nuestra estrella madre, cuando el cielo toma tonalidades violáceas con grises tenues, azul intenso, azul aqua, verde. Son las auroras boreales que parecieran trazos artísticos celestiales. Un paisaje mágico, armonizando la atmósfera con el fulgor lunar, que se aprecia gigante y fiel mientras nos adentramos en la noche. Esto me ha mantenido con vida, es hermoso.

Estoy sentada en una de las rocas ígneas que rodean el lugar… y que abundan por todos lados de la Pangea Sur.

Después de la explosión de aquellos volcanes que nos circundaban -cuentan- el subsuelo se convirtió en un espectáculo de minerales diversos, sobre todo cuarzos pequeños de diferentes colores y cristalizaciones heterogéneas, enormes piedras de obsidiana también (como en la que ahora descanso) que por el tamaño parecieran tener ventaja sobre las otras, dibujando el suelo de un negro intenso con toques esporádicos de cristales rosas, cafés, azules, blancos, ámbar. Debido al reflejo de la luna nueva en algunos prismas de roca, se crea un arcoiris producto de la refracción de su luz. No siempre la noche es obscura. La luna y los cristales crean un ambiente azul iluminado, en donde se percibe todo con claridad.

Estoy remojando mis pies en el río apático que desemboca en el lago de los cetos, hace un frío intenso, pero el agua es cálida (inclusive puedes observar cómo despide vapor) y me permite disfrutar un poco, olvidándome de esta terrible soledad y la incertidumbre que me invade desde hace días, o meses…

Soy Alseid (eso creo…) Y vengo aquí cada noche a tratar de recordar cómo sobreviví y para qué - ¿Quién me salvó? ¿Por qué? – y trato de discernir por qué traigo este tubo anillado que proviene de mi interior y sale por mi nariz, como si fuera una extensión de ella. Es parecido al cartílago hialino y tiene una membrana gelatinosa que lo
protege, pasa por debajo de mi brazo derecho, va ensanchando y se conecta en mi espina dorsal en la región lumbar… Me causa dolor y algunas veces por la mañana, sangro por la boca, como si esto me cortara internamente la traquea (o ¿será parte de este órgano?). Mi sentido común me dice, que si intento retirarlo, moriré. Quizás debería hacerlo… Estoy desnuda, sólo me cubre esta piel de oso blanco.

- ¡¿Quién me hizo esto?! ¡¿Lo odio?! – Una lágrima se desliza por mi rostro, seguida por otra y otra… hasta que rompo en llanto, como casi todos los días, desde que desperté en esa obscura cueva. Escuchando el eco de mis alaridos en esta desolada inmensidad, me tranquilizo… Irónico ¿Cierto? Me serenan mis propios lamentos.

Tengo una tristeza colosal. No puedo creer que siga viva. Me embiste un dolor terrible de cabeza, siento que me estalla y quiero dejar de pensar. Me esfuerzo para recordar algo y, duele. Sólo sé que hace unos días, logré soñar unos segundos y al despertar estaban trazados en mi memoria sus ojos y su hermosa sonrisa, y por primera vez en varios meses, una pizca de esperanza, iluminó mi efímera vida.

Soy Alseid y así comienza mi historia...

22 mayo, 2009

Ansiedad en la alcoba

Ansiedad en la alcoba,
ímpetu en mis respiros,
alboroto en mi cuerpo,
ojos henchidos de desvelo.
Pulso tembloroso, movimiento incesante de mis pies (se tocan, se abrazan, se odian, quisieran de pronto, tener unos dedos largos como los de las manos, para estrecharse, para sentirse, para asfixiarse) se mueven de arriba abajo, de un lado a otro. Muerdo mi labio inferior como a la expectativa de todo, de nada, no sé de qué… Con la mirada extraviada, impacientada de algo.

Me levanto de la cama y simulo correr velozmente, sin desplazarme a ningún lado pero con brío, con el corazón afanoso y estas ganas que parecieran querer reventar mi piel, que me conducirían en breve al lugar detrás de esas montañas que se perciben tan lejanas. Seguramente detrás de ellas, hay cascadas y valles hermosos de un verde intenso, con colibríes circundando floridos árboles de cerezos…

Imágenes que aparecen simultáneas cuando recargo mi cabeza en la almohada y me retuerzo de deseo, con el corazón latiendo deprisa, como esperando extender sus alas para volar y descansar sobre tu pecho, obligándote a aprisionarlo, para no dejarme ir nunca. Así quiero estar, hasta despertarme acariciando tu espalda y restregando mi cuerpo, acurrucándome en todas tus comisuras, como explicándote el por qué del desasosiego. De este dulce trastorno que nutre mis anhelos, que a veces me orilla a romper en llanto, que abre mis ojos y mis brazos de par en par, agigantándome, con el sutil impulso de tus besos, para que yo pueda estrechar al mundo de un solo abrazo. Eso es lo que siento cuando me tocas, me siento exorbitante, descomunal, y revivo a diario la embelesante sensación de júbilo enardecido, que le da vuelo a lo inerte, eso me provoca verte, besarte, hacerte el amor…

Ven, ven hoy y siempre, déjame acariciarte minuciosamente para no olvidarte y puedas resucitarme si es que muero o me pierdo en mis pensamientos. Permíteme memorizarte como aquél que avivó mis sentidos y recurrir a ti cuando el gris avasalle el azul intenso de mi cielo.

04 mayo, 2009

Pasión de Tiempo

"Así fue tu presencia inadvertida,
hoja o rama invisible
y se pobló de pronto
mi corazón de frutos y sonidos.
Habitaste la casa
que te esperaba oscura
y encendiste las lámparas entonces"

Fragmento del poema "Epitalamio" de Pablo Neruda... bello.


Delicados susurros de aliento renovado,
simulando la brisa en tu costa,
en donde yaces en la quietud cálida de la ventura,
evocada por el reflejo de las olas
en el resplandor de esos osados ojos de mar.

Cierro los ojos y en la tranquilidad manifiesta que sólo nace de los corazones cómplices, rozo tus labios con sutil arrebato y temblorosos espasmos recorren mi cuerpo con arritmia melódica, implorando más caricias... pasión de tiempo, que anterior a mi muerte, gritaba se esfumase. El tiempo que ahora quisiera eterno, porque resurge desde los adentros la elocuencia del alma viva, aniquilando el malevo, el acallante olvido.

Ahhh ¿cómo decírtelo? Cómo explicarte que dentro de mi cuerpo, parecieran habitar millones de diminutas personas, todas con tu nombre y el mío, que reposan sonrientes y comparten y sueñan y gozan despreocupados con el ingenio encendido, reverdece el arte a diestra y siniestra, se muestran colores, se sueñan figuras y seres surrealistas en paisajes auténticos de mar, árboles, llanos, Sol y auroras… con hielo, azul, desierto y luna, aves de coloridas plumas, enormes unicornios, fundidos en un espectáculo único… y tú y yo, multiplicados en miles de millones, nos hacemos el amor incansables, en cada comisura de mí, contigo. Siento cosquillas. Es inevitable contener la risa que emerge azorada y ruidosa, ante los ojos de ellos que ignoran el motivo, y de ti, afianzando el deseo.

Te miro, vuelvo a besarte, crece la fuerza donde todo y todos se convierten en poesía innata, en donde las palabras no buscan explicación porque el corazón encuentra el espacio específico para pintarlas de destellos, como en la naturaleza encuentras el cielo y en él la brisa del viento, y en tus ojos el vuelo del ave y en los míos la flor de tu sueños.